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Masticación en perros: comportamiento natural, bienestar y vínculo humano-animal

    El papel de la masticación en el bienestar conductual, emocional y cognitivo del perro

    La masticación es un comportamiento multifuncional en los perros (Canis familiaris), con implicaciones en la alimentación, el cuidado oral, la exploración del entorno y la regulación emocional. Lejos de tratarse de una simple actividad oral, se reconoce hoy como parte integrante del repertorio comportamental natural de la especie, moldeado tanto por factores biológicos como por la experiencia individual (Quinn et al., 2025).

    Un comportamiento con múltiples funciones: masticar como parte del repertorio conductual natural

    Desde una perspectiva funcional, la masticación cumple con necesidades fisiológicas y comportamentales esenciales: facilita la trituración de los alimentos, contribuye al cuidado dental y promueve una forma activa de interacción con el entorno. Además, los perros utilizan la masticación como vía de exploración sensorial, autorregulación emocional y socialización, en especial durante el desarrollo temprano.

    Este comportamiento emerge en el desarrollo ontogenético de forma espontánea y se mantiene durante toda la vida del animal, adaptándose a los contextos físicos y sociales disponibles. En este sentido, ofrecer oportunidades de masticación apropiadas —en términos de textura, duración y seguridad— no solo respeta las necesidades específicas de la especie, sino que favorece estados emocionales positivos y estables (Quinn et al., 2025).

    Masticación y relación humano-perro

    La provisión diaria de objetos masticables, especialmente cuando se ofrece de manera predecible, puede contribuir a generar interacciones calmadas entre los perros y sus cuidadores. Se ha observado que muchos perros muestran anticipación positiva cuando aprenden que recibirán objetos masticables en ciertos momentos del día. Este tipo de rutina puede fomentar la relajación, la sensación de seguridad y el vínculo con la persona que cuida (Quinn et al., 2025).

    Asimismo, permitir el acceso libre —cuando sea seguro hacerlo— a objetos previamente masticados o favoritos puede aportar una dimensión afectiva adicional. Algunos perros vuelven una y otra vez a ciertos masticables parcialmente usados, lo cual sugiere una relación de familiaridad y confort con esos objetos. Retirar estos elementos por motivos de orden puede interrumpir un comportamiento natural que contribuye a su bienestar emocional.

    Evitar conflictos y protección de recursos en perros

    Los objetos masticables, especialmente aquellos de alta palatabilidad o duración prolongada, pueden adquirir un valor significativo para los perros, lo que a veces se traduce en comportamientos de protección de recursos. Este fenómeno puede minimizarse si se ofrecen los masticables en contextos tranquilos, sin competencia social, y si se respeta el espacio individual de cada animal.

    En entornos multicánidos, proporcionar suficiente variedad y cantidad de objetos masticables, así como asegurar que cada perro tenga acceso sin interrupciones, puede favorecer interacciones libres de conflicto. Si es necesario retirar un masticable, hacerlo mediante un intercambio o esperar a que el perro finalice voluntariamente la actividad ayuda a mantener la confianza y evitar experiencias aversivas.

    ¿Qué ocurre cuando falta la masticación o que no tiene acceso a masticables?

    La ausencia consistente de oportunidades adecuadas de masticación puede estar asociada a un incremento en la frustración o a la aparición de comportamientos redirigidos hacia objetos inapropiados (como muebles o paredes). En otros casos, puede observarse una reducción del comportamiento de masticación, lo cual también puede indicar malestar, dolor dental o estrés crónico.

    Aunque aún no disponemos de datos sólidos que establezcan una frecuencia óptima de masticación diaria, los estudios actuales apuntan a que su falta representa una pérdida de una vía natural de autorregulación, con posibles consecuencias negativas sobre el bienestar general (Quinn et al., 2025).

    Monitorizar los cambios en la conducta de masticación puede aportar información valiosa sobre el estado emocional del perro. Incrementos repentinos, disminuciones notables o alteraciones en el tipo de masticación deberían considerarse como posibles indicadores de malestar o necesidad de evaluación veterinaria o comportamental.

    Masticación y rendimiento cognitivo

    Investigaciones recientes sugieren que la masticación también puede influir en el rendimiento cognitivo. En un estudio experimental con labradores retrievers, se analizó el efecto de una sesión breve de masticación sobre el desempeño en tareas de memoria de trabajo. Los resultados mostraron que los perros clasificados como ansiosos —según un cuestionario validado— mejoraron su rendimiento tras masticar, mientras que los no ansiosos mostraron un rendimiento inferior (Krichbaum et al., 2023).

    Esta interacción diferencial sugiere que la masticación puede modular la activación fisiológica y favorecer el enfoque atencional, especialmente en perros con tendencia a la hipervigilancia. Asimismo, los perros que aplicaron una mayor intensidad de mordida mostraron un mejor desempeño cognitivo, lo que podría reflejar una relación entre la implicación física en la tarea y la activación de recursos neurológicos asociados con el aprendizaje.

    Apoyo emocional y planes de intervención

    La integración estratégica de la masticación dentro de la rutina diaria —por ejemplo, después de un paseo o antes del descanso— puede facilitar la transición a estados de calma y previsibilidad. En perros que no muestran interés por masticar, es recomendable explorar diferentes opciones (texturas, sabores, contextos) y descartar posibles causas médicas o emocionales subyacentes.

    Además, la masticación puede formar parte de planes de apoyo conductual. En perros en recuperación tras experiencias traumáticas, con hipersensibilidad a ruidos o dificultades en la interacción social, esta actividad puede ofrecer una vía de regulación emocional de baja exigencia y altamente accesible. Su valor como herramienta en procesos de modificación de conducta debería considerarse dentro de un enfoque integral del bienestar.

    FAQ: preguntas frecuentes sobre la masticación en perros

    ¿Cuánto tiempo debería masticar un perro al día?

    No hay una cifra exacta válida para todos los perros. Varía según edad, raza, estado emocional y preferencias individuales. Lo importante es que el perro tenga oportunidades regulares y seguras de masticación.

    ¿Qué tipo de mordedores son los más adecuados?

    Depende del perro. Es recomendable ofrecer variedad (naturales, sintéticos, comestibles o duraderos) y observar cuáles prefiere. Siempre deben ser seguros, apropiados para su tamaño y supervisados cuando sea necesario.

    ¿Qué indica que un perro no quiera masticar?

    Podría indicar dolor oral, estrés elevado, apatía o una falta de estimulación ambiental. En estos casos, se aconseja una revisión veterinaria y una evaluación del contexto emocional y físico del animal.

    ¿Pueden los masticables ayudar a calmar a un perro?

    Sí. Muchos perros experimentan una disminución del nivel de activación tras la masticación, especialmente si se ofrece en momentos predecibles y en un entorno tranquilo.

    ¿Es normal que los perros protejan sus mordedores?

    Es una conducta natural. Para evitar problemas, es clave respetar su espacio, ofrecer alternativas y evitar retirar objetos sin intercambios o sin necesidad.

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    Referencias

    • Krichbaum, S., Ramey, C., Cox, E., & Lazarowski, L. (2023). No bones about it: The effect of chewing on cognition in dogs. Applied Animal Behaviour Science, 268, 106078. https://doi.org/10.1016/j.applanim.2023.106078
    • Quinn, R., Masters, S., Starling, M., White, P. J., Mills, K., Raubenheimer, D., & McGreevy, P. (2025). Functional significance and welfare implications of chewing in dogs (Canis familiaris). Frontiers in Veterinary Science, 12, 1499933. https://doi.org/10.3389/fvets.2025.1499933

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