La masticación en perros como necesidad básica
La masticación es una conducta ampliamente observada en los perros domésticos, pero a menudo subestimada en cuanto a su valor biológico y emocional. Más allá de su rol en la ingesta alimentaria, la masticación representa una expresión significativa de la conducta predatoria, un componente inherente al repertorio comportamental canino. Este artículo explora el comportamiento de masticación en perros desde una perspectiva etológica y funcional, analizando su conexión con la secuencia de caza, sus efectos sobre el aprendizaje y su impacto en el bienestar, utilizando los marcos conceptuales de las Cuatro Preguntas de Tinbergen y los Cinco Dominios del Bienestar Animal.
Masticación como parte de la conducta predatoria
En la secuencia de caza de los cánidos —buscar, acechar, perseguir, capturar, manipular y consumir— la fase de manipulación (que incluye sacudir, desgarrar, masticar) representa un punto crucial. En perros domésticos, muchas de estas fases se expresan de forma fragmentada o canalizadas hacia objetos sustitutivos como juguetes o huesos recreativos.
La masticación, en este contexto, actúa como una vía de expresión para una conducta innata y motivacionalmente valiosa. Cuando los perros mastican, especialmente sobre elementos que ofrecen resistencia como huesos o cuerdas, no solo ejercitan su aparato masticador, sino que satisfacen una necesidad conductual ligada a su evolución como carnívoros oportunistas.
Funciones cognitivas y emocionales de la masticación
Estudios recientes han evidenciado que la masticación puede jugar un rol en la consolidación de la memoria y la regulación emocional. En humanos, roedores y otros mamíferos, se ha vinculado el acto de masticar con mejoras cognitivas como mayor atención sostenida y mejor rendimiento en tareas de memoria (Hirano y Onozuka, 2015; Kim et al., 2019).
En perros, aunque la evidencia científica aún es limitada, algunos estudios destacan que el uso de mordedores de larga duración induce un estado emocional positivo y relajado, medido mediante análisis conductuales cualitativos (Flint et al., 2023). Además, el acto de masticar se ha asociado con una disminución de la actividad del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA), clave en la respuesta al estrés (Miyake et al., 2012).
Aprendizaje y consolidación de la memoria: ¿puede masticar ayudar?
En investigaciones sobre aprendizaje en perros, se ha demostrado que una actividad física o emocionalmente placentera tras una tarea de entrenamiento puede mejorar la consolidación de la memoria (Affenzeller et al., 2017; Snigdha et al., 2014). La masticación se propone como una intervención potencialmente beneficiosa en este contexto. Aunque un estudio reciente (Krichbaum et al., 2023) no encontró efectos significativos del uso de mordedores sobre el rendimiento cognitivo general, sí se observaron asociaciones entre la intensidad de la mordida y un mejor rendimiento inmediato en tareas de laberinto, lo que sugiere un vínculo entre la calidad del comportamiento de masticación y sus beneficios cognitivos.
Este hallazgo se alinea con investigaciones previas en humanos y roedores, donde la masticación se ha relacionado con mejoras en la atención sostenida, la memoria de reconocimiento y la regulación del estrés a través del eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenal). El acto de masticar parece inducir un estado emocional positivo y de calma, propicio para la retención de nueva información—algo crucial en entornos de entrenamiento.
Evaluación funcional: las Cuatro Preguntas de Tinbergen
Aplicando el marco de Tinbergen, la masticación se puede analizar desde cuatro niveles:
- Filogenia: desde sus ancestros salvajes, los cánidos desarrollaron una anatomía dental (caninos, premolares y molares) diseñada para morder y triturar presas. En la domesticación, aunque la fuente de alimento cambió, la necesidad de masticar permaneció latente .
- Función/adaptación: la masticación remueve tejidos para facilitar la digestión, mantiene la salud bucal, fortalece huesos mandibulares y reduce estrés, aportando beneficios físicos y psicológicos.
- Causa inmediata (mecanismos): morder pone en acción un patrón neuromuscular complejo, generando estimulación sensorial en las encías que repercute en la actividad cerebral. Cuando se trata de chews comestibles, además, interviene el atractivo del sabor y la textura que incita a masticar.
- Ontogenia: comienza en cachorros durante la dentición, evoluciona en adultos y puede verse alterada por problemas dentales o falta de estimulación oral. La experiencia refuerza el hábito de masticar.
Bienestar animal y los Cinco Dominios
Desde el modelo de los Cinco Dominios, la masticación impacta en varias dimensiones del bienestar:
- Dominio 1 – Alimentación: favorece ingestión gradual y mejor salud digestiva.
- Dominio 2 – Ambiente físico: proporcionar objetos adecuados evita masticación de objetos dañinos.
- Dominio 3 – Salud física: contribuye a limpiar dientes, controlar placa y fortalecer mandíbula.
- Dominio 4 – Conducta: satisface una necesidad comportamental vital; su ausencia genera estrés.
- Dominio 5 – Estado mental: promueve emociones positivas y reduce cortisol, contribuyendo a un estado emocional equilibrado..
Riesgos y recomendaciones
Pese a sus múltiples beneficios, la masticación también conlleva ciertos riesgos, como fracturas dentales, obstrucciones gastrointestinales o ingestión de materiales tóxicos. La selección de objetos seguros, adaptados al tamaño, edad y estilo de masticación del perro, es fundamental. Veterinarios y educadores caninos deben guiar a los tutores en la elección de materiales adecuados, equilibrando beneficios y riesgos.
Conclusión
La masticación en perros no es una simple acción oral: representa un comportamiento multifacético con raíces evolutivas profundas y efectos notables sobre el aprendizaje, la regulación emocional y el bienestar. Comprenderla desde una perspectiva biológica y aplicarla de forma informada en la vida diaria permite enriquecer la calidad de vida de los perros, reconociendo y respetando su telos como especie.
Referencias clave
- Moesta, A., Dror, S., Sommese, A., Maros, K., Csizmadia, G., Pogany, A., … & Fugazza, C. (2025). Post-learning experience matters: Chewing after learning improves memory consolidation in dogs. Applied Animal Behaviour Science, 286, 106617.
- Krichbaum, S., Ramey, C., Cox, E., & Lazarowski, L. (2023). No bones about it: The effect of chewing on cognition in dogs. Applied Animal Behaviour Science, 268, 106078.
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