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¿Qué tipo de manejo genera más miedo en perros en las revisiones veterinarias?

    ¿Te has preguntado alguna vez qué sienten realmente los perros durante las revisiones veterinarias?
    Hoy te traigo un estudio reciente que pone datos sobre la mesa… y que podría ayudarnos a tomar decisiones más respetuosas y seguras, tanto si eres tutor como profesional canino.

    Vamos con ello

    📌 ¿De qué trata este estudio? Las consultas veterinarias

    Un equipo de investigación se propuso analizar cómo diferentes tipos de manejo afectan al comportamiento y la fisiología de los perros durante una exploración veterinaria rutinaria. Es decir, cómo reacciona un perro cuando lo sujetamos de distintas formas: ¿tiene más miedo?, ¿intenta escapar?, ¿se queda quieto pero con señales de estrés?

    El estudio es importante porque, aunque ya hay muchas recomendaciones sobre “manejo amable”, no siempre están respaldadas por evidencia científica sólida. Y eso es justo lo que este estudio aporta: datos.

    🧪 ¿Cómo lo hicieron?

    Se trabajó con 97 perros de un refugio municipal. Todos tenían una media de edad de 3,5 años y fueron distribuidos en grupos equilibrados por sexo y tamaño.

    Cada perro fue expuesto a uno de estos cinco tratamientos de manejo:

    Contención pasiva (sin sujeción activa, solo apoyo manual ligero).

    Sujeción con la mano en el hocico.

    Bozal tipo cesta.

    Bozal blando.

    Contención de cuerpo completo.

    Después de evaluar su disposición a acercarse al/la manejador/a (sociabilidad), cada perro pasó por un examen físico de 2 minutos, seguido de una fase de observación de 30 segundos. Durante todo el proceso se registraron conductas indicadoras de estrés (como temblores, evitación, vocalizaciones, intentos de escape, lamido de labios, etc.) y se tomaron datos fisiológicos (temperatura, frecuencia respiratoria y cardíaca). También se puntuó el nivel de miedo en una escala de 0 a 4.

    🔍 ¿Qué encontraron?

    Hay datos que hablan por sí solos:

    El 63% de los perros mostró una reducción de la postura durante el manejo (una señal clara de incomodidad o sumisión).

    El 95% volvió a una postura neutra una vez terminado el procedimiento.

    Los perros con sujeción del hocico intentaron escapar más.

    Los perros con contención de cuerpo completo vocalizaron más (se quejaron, gimieron, ladraron…).

    Los bozales tipo cesta y blandos tardaron más en colocarse que la contención pasiva.

    Con bozal blando, los perros mostraron más evitación.

    No hubo diferencias fisiológicas entre los tratamientos, pero sí claras diferencias conductuales y en la puntuación de miedo.

    Y lo más interesante:
    La contención pasiva generó los niveles más bajos de miedo.

    🎯 ¿Qué implica esto?

    Este estudio confirma que el tipo de manejo importa, y mucho.
    Aunque los bozales o sujeciones totales puedan parecer más “controlados” desde fuera, el perro lo vive de forma muy diferente. Sus señales, cuando las leemos bien, nos cuentan otra historia.

    La contención pasiva, bien acompañada y con buena lectura del perro, puede ser una estrategia mucho más amable y menos estresante.
    Y eso es importante no solo para el bienestar animal, sino también para la seguridad, la cooperación y la confianza a largo plazo.

    Implicaciones prácticas en veterinarias y como educadores caninos

    Este estudio refuerza las recomendaciones actuales de manejo de bajo estrés como las formuladas por Sophia Yin y otros autores. Ofrece además evidencia científica útil para:

    • Diseñar protocolos clínicos más respetuosos con el bienestar emocional del perro.
    • Capacitar al personal veterinario y educativo en la identificación y adaptación del manejo según señales de miedo.
    • Informar a tutores sobre la importancia de entrenar al perro para tolerar el examen físico sin necesidad de técnicas aversivas.
    • Cuestionar la generalización del uso de bozales, especialmente si no han sido introducidos de forma progresiva y positiva.

    Como educadores caninos, este estudio nos interpela directamente. Aunque la investigación se enmarca en un contexto veterinario, nos muestra con claridad cómo el manejo físico, incluso en situaciones aparentemente rutinarias, puede tener un impacto emocional profundo en los perros. Nuestra labor no se limita a enseñar señales o modificar conductas puntuales: acompañamos también en la creación de experiencias que el perro pueda integrar sin miedo.

    Este artículo refuerza la importancia de preparar a los perros para los procedimientos veterinarios desde la educación, trabajando de forma preventiva y colaborativa con los tutores. Si un perro se ha habituado de forma amable a manipulaciones físicas, al uso progresivo del bozal, al contacto con humanos en entornos clínicos, disminuye drásticamente la probabilidad de que su bienestar se vea comprometido durante un examen.

    Además, como profesionales, tenemos la responsabilidad de observar y cuestionar las prácticas establecidas en el entorno clínico o en cualquier otro espacio donde el perro deba ser manipulado. Podemos ejercer un rol de mediación: traducir las necesidades del perro, formar a los tutores en lectura de señales sutiles de miedo, y dialogar con el personal veterinario desde la evidencia científica. Esto también nos posiciona como agentes de cambio para una cultura del manejo más ética y ajustada al bienestar del perro.

    Cuando entendemos que una sujeción puede silenciar las señales de miedo sin eliminar el malestar, reforzamos la urgencia de priorizar el consentimiento canino, la lectura precisa del lenguaje corporal y el respeto por las emociones individuales del perro. Este tipo de evidencia científica nos da argumentos sólidos para seguir defendiendo un enfoque amable, informado y profundamente respetuoso.

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    📚 Referencia: Cisneros, A., Carroll, A. D., Moody, C. M., & Stellato, A. C. (2025). Handle with care: Dogs show negative responses to restrictive handling restraints and tools during routine examinations. Applied Animal Behaviour Science, 106601.

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